La Adopción y el Milagro de Amar Incondicionalmente

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La Adopción y el Milagro de Amar Incondicionalmente Miami Moms Blog

Por Rosa de Morais

Noviembre es el Mes Nacional de la Adopción en Estados Unidos, un mes en el que vemos mucho contenido incentivando la adopción. Escuchamos que la adopción es un milagro, algo admirable que hacen las familias “iluminadas”. Entre otras cosas, también escuchamos que Dios bendice a las familias que reciben a los niños en sus hogares.

Sin embargo, siendo mamá adoptiva dos veces y mamá “foster” en proceso de adoptar a nuestro tercer hijo, me detengo a pensar en dónde exactamente ocurre el milagro en un proceso tan doloroso y confuso.

Nuestro proceso de adopción internacional nos hizo vivir entre dos países durante 6 años hasta finalmente lograr autorización para traer a nuestros hijos a Estados Unidos. Fueron seis años de mucha alegría y dolor al mismo tiempo. Nuestro tercer hijo está llegando en medio de las incertidumbres y sorpresas del sistema americano de “foster care” o cuidado de niños que necesitan de una familia. Finalmente ¿dónde ocurre el milagro? ¿existe el milagro?

Comparo el proceso de adopción con un embarazo de alto riesgo y más, porque en realidad no se sabe cuándo va a terminar ni cómo. No sabemos si terminará en nueve meses. No sabemos si el niño formará parte de nuestra familia, si llevará nuestro apellido y adquirirá nuestros valores. Tal como un embarazo de alto riesgo, decidimos continuar. Escogemos sufrir para proporcionar vida a aquel niño. Increíblemente, en algún momento de nuestras vidas optamos por enfrentar los temores para convertirnos en madres. Existe un momento en el que caemos en cuenta y entendemos que somos responsables por el bienestar de esa vida. En ese momento asumimos la posición de madres y defensoras. Es en ese momento cuando ocurre el milagro.

Parece simple explicar la inmensidad de ese amor a través de la anatomía y la biología. Pero éstas no son garantías de amor en lo absoluto. Muchas personas están relacionadas biológicamente y escogen no amarse. No deciden luchar una por la otra. La decisión de amar es tan magnífica, que después de tomarla recibimos el don para llevarla a cabo. Tal como nuestra creación: nacimos del deseo de Dios de amarnos. El escogió amarnos el día en que nos creó.

Hubo una época en mi vida en la que visité varios especialistas intentando quedar en estado. En la búsqueda de una explicación, una de las doctoras más calificadas en este asunto me dijo: “mientras más estudio, menos entiendo lo que hace que un embrión se adhiera y crezca dentro del útero de una mujer”. Aquella frase me hizo pensar que en verdad la decisión de quién va a nacer es divina, no nuestra. Pero la decisión de amar es totalmente nuestra. Primero decidimos y después nace el sentimiento y la fuerza para ejecutar nuestra decisión.

Serás una madre completa el día en que tomes la decisión de amar incondicionalmente y luchar por el bienestar del niño que Dios te entregue. No importan si eres la madre biológica o por adopción.

No importa en qué momento de tu vida tomes esa decisión: el día en que recibes la noticia del examen de embarazo, el día del nacimiento, el día en que sostengas al nené en tus brazos u hoy mismo. Podrás contar con la misma intervención divina para recibir la fortaleza necesaria para asumir la maternidad como un camino sin retorno. Esa intervención divina, te dará las fuerzas para buscar sin cesar las soluciones para cada desafío y ser la protección que tu niño tanto necesita.

Ni la adopción ni los lazos biológicos en sí son milagros. Es la decisión de amar la que genera otro milagro: el don de la maternidad.

Rosa de Morais y su esposo son padres por adopción y “foster”. Apasionados por la institución de la familia, fundaron la organización 3 UNI for Orphans, ya que su mayor alegría es ver a los niños formar parte de familias amorosas. Rosa y su esposo vivieron entre Brasil y Estados Unidos durante seis años debido al proceso de adopción de sus hijos. En ese tiempo, fundaron un ministerio de ayuda a los niños huérfanos en la Igreja da Cidade Viva, en Brasil, el cual permanece activo hoy en día. Ambos son dueños de negocios y cristianos dedicados. Puedes conocer más acerca de la misión de Rosa y su ministerio de ayuda a niños huérfanos a través de Instagram y Facebook.