Cinco maneras prácticas de ejercitar la gratitud en tu vida diaria

0

La vida es un constante movimiento. Todos estamos montados en ese tren que va marchando a velocidad y sin pausa. A veces, una pausa solo ocurre por alguna complicación o adversidad.  Y es cuando ocurren esas pausas abruptas, que tomamos un poco de aire para poder pensar y ver las cosas con un poco más de perspectiva. Eso mismo ocurre con la gratitud. A la gratitud se llega cuando se hacen pausas, se mira con más perspectiva y conscientemente de práctica, como cualquier otra virtud. 

¿Y qué es la gratitud?

La gratitud es un sentimiento de aprecio que permite estimar un beneficio hacia nosotros y nos lleva a corresponderlo de alguna manera. 

Alguna vez, en una meditación dirigida escuché decir que “no merecemos nada”. Al principio no lo entendí. Pero a medida que nos daban más contexto, comprendí que si partimos del hecho de que no merecemos nada, porque somos humanos imperfectos, entonces podremos desarrollar la capacidad de agradecer.

Déjame explicarlo mejor. Al despertarme en la mañana, lo primero que pensaba era “qué dolor escuchar el despertador, con este sueño y este frío y además tengo que pararme para ir al trabajo”. Si lo vemos desde la perspectiva de que no merecemos nada; entonces mi percepción cambia y puedo agradecer que: si me desperté es porque estoy viva y que además tengo un lugar donde descansar. Además escuché el despertador, lo que quiere decir que puedo escuchar y probablemente ver. También implica que tengo motivos para sentir gratitud, ya que puedo saltar de la cama y tener un día con sentido. 

Esa pequeña afirmación también me hizo entender que todo lo que yo doy por sentado en mi vida cotidiana, no es la realidad de todos. Y partiendo desde ese principio tan simple, entonces es más fácil entender que la vida es un pequeño milagro cotidiano. 

Cinco maneras prácticas de ejercitar la gratitud en tu vida diaria Karla Camacho Contributor Miami Moms Blog

Empieza tu mañana 5 minutos antes y agradece por tres cosas

Hazlo en cuanto te despiertes, antes de chequear el celular. Puedes usar un diario, el app de notas en tu celular o simplemente pensar en ellas y reflexionar cortamente al respecto. Si al día siguiente no puedes pensar en mucho, puedes repetir las tres mismas cosas, hasta que recuerdes algo más. Es una forma práctica de empezar a ejercitar la gratitud. 

Agradece las cosas difíciles y las no tan buenas

Siempre es más fácil agradecer por las cosas buenas que nos hacen sentir bien. Pero de lo malo también se aprende y se saca experiencia y fortaleza. Agradece por un mal trabajo o una situación difícil que te hizo llegar a una mejor oportunidad o conocer a alguien especial. O simplemente agradece por lo que aprendiste de esa mala experiencia. 

Vive el momento presente y no pienses demasiado en el futuro (o el pasado)

Todos sabemos que el pasado ya fue y del futuro no se sabe. Entonces vive el presente. Aprende a vivir y a conectar con tu aquí y ahora, con lo que estás viviendo y experimentando. Enfócate en esto y agradécelo como parte de tu experiencia de vida. Por ejemplo, mientras almuerzas, agradece que te estás alimentando, que puedes hacer un pequeño break y ocuparte unos minutos de ti. Son esas pequeñas cosas cotidianas que se nos vuelven evidentes, las que hay que empezar a agradecer. 

Reconecta con amigos y familia

Cuando se te haga más difícil practicar la gratitud, vuelve a lo más básico: rodéate de amigos o familia. Esto te dará la oportunidad de agradecer por esas personas que se preocupan por ti y con quienes puedes pasar buenos momentos en su compañía. 

Ejercítate, camina al aire libre, reconéctate con la naturaleza

Si lo estás viendo todo gris y no sabes qué puedes empezar a agradecer y ver positivo, sal a hacer ejercicios. Si no quieres hacer ejercicios, al menos da una vuelta en algún parque, jardín o cerca de tu casa. Respira al aire libre y agradece que puedes salir y respirar. 

(Y si todo, todo, absolutamente todo falla, busca un video en YouTube de algún comediante que te guste y te juro que al menos vas a empezar a reírte y luego podrás empezar a poner en práctica lo anterior).