Mi hijo tiene alergias alimenticias ¿y ahora qué hago?

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Mi hijo tiene alergias alimenticias ¿y ahora qué hago? Gabriela Morales Contributor Miami Moms Blog

Cuando mi hija menor tenía 11 meses de edad probó por primera vez un pequeño trozo de pescado e instantáneamente sus labios y ojos comenzaron a hincharse. De inmediato le di una dosis de antialérgico y al mismo tiempo, llamé a su pediatra por teléfono para saber qué debíamos hacer. Por suerte con el antiestamínico la reacción se detuvo. No llegó a ser una reacción anafiláctica para este alimento, así que no tuvimos que acudir a la emergencia ni llamar al 911. Sin embargo, al día siguiente a primera hora estábamos en el consultorio de su doctor obteniendo una larga lista de pruebas de alergias que debían hacerle.

Desde aquel día nuestra vida cambió completamente. Fue allí donde me di cuenta de que era mamá de una niña alérgica y que no tenía ni la menor idea de cuáles eran los siguientes pasos que debía seguir. Me sentí totalmente perdida, sólo había reaccionado a un alimento, pero aún había muchos alimentos que no habían sido introducidos en su dieta. A partir de entonces empezamos nuestra búsqueda de información en la materia para poder aprender acerca de las cosas que debíamos hacer y cómo llevaríamos nuestra vida diaria de ahora en adelante. Ya sabíamos que las alergias eran algo real pero fue en este momento cuando entendimos lo serio que pueden llegar a ser.

Luego de varios meses de pruebas, incontables consultas con especialistas y muchísimas paginas leídas de información referente al tema, sentimos que finalmente estábamos preparados para seguir adelante con este nuevo estilo de vida. Por esta razón quiero compartir con ustedes un poquito de las cosas que hicimos para afrontar este nuevo reto y estilo de vida.

Educarse e informarse

Lo primero que hicimos fue conversar con ella, aunque era muy pequeña le explicamos en palabras simples que había algunos alimentos que no podría comer de ahora en adelante, porque podrían ser muy peligrosos para ella y que debía preguntarnos siempre antes de probar cualquier cosa que le ofrecieran. También le explicamos a nuestro hijo mayor que su hermanita no podía comer ciertas cosas y que nunca le diera a probar nada de lo que él comía sin consultarnos antes. Increíblemente fue mucho más fácil educar a nuestros dos niños pequeños que a los adultos de nuestro alrededor. Siempre creen que estamos exagerando, así que esto ha sido lo más retador.

Los días después del diagnóstico

Entre las cosas que aprendimos está la importancia de llevar un diario de alimentación, observar qué alimentos nuevos probaba y cómo era su reacción ante ellos, ya que las pruebas de alergias a veces pueden dar falsos positivos o falsos negativos. Evidentemente, nunca le dimos a probar aquellos alimentos que sí daban reacción positiva en los análisis, pero éramos muy cuidadosos con cualquier nuevo alimento e incluso con los que arrojaron negativo en los exámenes. Y gracias a estas observaciones aprendimos que aunque en sus resultados de alergias la soja no era un alimento peligroso, cada vez que la comía le sentaba fatal, su piel empezaba a picarle  y siempre debíamos recurrir al antiestamínico.

Qué hacer en caso de emergencia

En el mismo momento en que descubrimos que mi hija tenía alergias alimentarias, el doctor nos recetó un epi-pen. Esto es una inyección de emergencia que permite salvarle la vida a una persona en caso de tener una reacción anafiláctica. Esta inyección la cargamos siempre con nosotros y adicionalmente dejamos una en el colegio. Es muy importante mirar videos de cómo suministrarla para estar preparados en caso de necesitarla. Aquí les dejo un link donde lo explican muy bien. Adicionalmente al epi-pen, siempre tenemos un antialérgico con nosotros.

Aprender a leer las etiquetas

La única manera de evitar un episodio grave de una reacción alérgica alimenticia es evitando el alérgeno alimentario. Por esto es de suma importancia aprender a leer las etiquetas de cada cosa que compramos en el supermercado. Entre las cosas que aprendimos en todo este proceso de educación fue la regla de 3: leer la etiqueta en la tienda, al desempacar sus alimentos y antes de servir la comida, para así verificar que el alimento es realmente seguro, porque puede que en el supermercado algo se nos pase por alto. También y dependiendo de la severidad de la alergia del niño es importante prestar suma atención a las letras resaltadas en negritas al final de los ingredientes, aquellas que dicen si el producto es procesado en lineas compartidas con otro producto que contiene el alérgeno que se debe evitar.

Pudiera seguir con una larga lista de todas las cosas que he aprendido en estos últimos 4 años de ser mama de una niña con alergias alimenticias, pero creo que me extendería demasiado, así que me gustaría dejarles este link donde pueden conseguir muchísima información veraz sobre el tema. 

2 COMMENTS

  1. I love your Blog Gaby! You guys have gone through a lot with your daughter and you are right when you say it’s easier to educate the children than it is to educate the adults, specially in our Hispanic community. I am a witness of the many things you as a family have done to help your daughter have quality of life and create awareness of not only food allergies but eczema. Love you alll

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