¿Quién Será la Mejor Maestra para mi Hija? | 5 Secretos Imprescindibles

5 Secretos imprescindibles que potenciarán tus habilidades como mamá-maestra.

     Como madres, sentimos cierta incertidumbre cuando se tratan temas de educación y del futuro de los niños. En la primera etapa está el prescolar, seguidamente la escuela primaria, luego la secundaria, para posteriormente escoger la universidad.

Yo tuve la bendición de ser madre a temprana edad, pero, ese regalo hermoso vino sin instrucciones. Así fue como, al igual que ustedes, entré en la universidad de la maternidad; un mundo maravilloso, desconocido, lleno de retos e interrogantes. Aunque ya me he paseado por todas esas etapas, todavía siento que queda mucho camino por andar como mamá. 

     En los últimos 10 años, he tenido la oportunidad de observar las interacciones entre miles de niños y docentes, en los salones de clases. Con frecuencia, durante las reuniones entre padres, emergen preguntas como: 

¿Cuál será el mejor prescolar o la mejor escuela para llevar a mis hijos?

¿Quién será la mejor maestra para dejarle mi mayor tesoro?

¿Cómo hago para que mi hijo estudie en una buena universidad?

     Silenciosamente, yo les muestro un espejo o pongo el celular para hacernos un selfi, mientras les respondo: “La mejor maestra eres TU y la mejor escuela TU HOGAR”.  Muchas se sorprenden porque esperan escuchar los nombres de maestras o de centros prescolares. Pero, las madres, somos las primeras y mejores maestras de nuestros hijos.

A continuación, te comparto 5 secretos imprescindibles para potenciar tus habilidades como mamá-maestra.

1. Recuerda ser un ATM

     En nuestro rol como madres, tenemos el horario de los cajeros automáticos; estamos disponible 24 horas, 7 días a la semana, 365 días al año, en cualquier parte del mundo y en el idioma de su preferencia.  

Sin embargo, en este caso, cuando digo ATM me refiero a ti: “Ámate a Ti Misma”.

 Muchas veces, atendemos todo y a todos en primer lugar y descuidamos nuestra salud (esto se los digo por experiencia propia); como mamá inmigrante, me sumergía en el afán diario y cuando miraba el reloj, ya había pasado la hora del almuerzo y yo no había probado ni el desayuno, dormía pocas horas y siempre era la última en atenderme. Luego que el estrés afectó mi salud, cambié ciertos hábitos de vida. 

Amarse a sí mismo, no es ser egoísta; yo diría que “nuestra salud es el mejor regalo que podemos darle a nuestros hijos”.  Pero si ellos nos escuchan decir, “no me gusta mi cabello”, “estoy gorda”, “la vida es dura”, probablemente crecerán insatisfechos consigo mismo. 

2. Evita ser perfeccionista

     En este punto yo también canto BINGO. Anteriormente, quería que todo saliera perfecto. Solía criticarme cada vez que las cosas no se daban como yo lo había planificado. Con el tiempo aprendí, que a veces es más saludable soltar, dejar ir, aceptar y no juzgar. Hay circunstancias y personas que no se pueden cambiar, ni retener. No siempre las cosas salen como se han planeado. La madre perfecta está en nuestra mente, pero no la vemos en la realidad. No importa equivocarse, lo importante es volver a levantarse.

3. Escucha la voz de tu intuición

     Las madres tenemos ese llamado “sexto sentido”. Cuando algo o alguien no te de buena vibra, confía en tu intuición.  Tus corazonadas responden a la sabiduría de la voz del interior.

Crea la mejor versión de ti misma; fortalece tu espíritu y aprende algo nuevo cada día. La meditación y la oración fortalecen nuestra salud mental. Buscar el equilibrio emocional  y la paz, es más efectivo, que establecer juicios y promover el odio. Entre tener la razón y ser feliz, yo aprendí a quedarme con la segunda.

Cuando sientas ese impulso intrínseco, que no puedes explicar, pero, que te indica que es el momento para actuar, ¡HAZLO!  NO te quedes con las ganas.  

Es mejor equivocarse intentándolo, que lamentarse evitándolo.

4. Conserva tus raíces

     Deja a un lado las opiniones de los demás. Conserva tus raíces, tu esencia, tus valores, tu cultura, tu idioma y tus costumbres. Crecer en este país y especialmente en Miami, una ciudad multicultural, es una aventura muy peculiar. La influencia de la moda, los amigos, la tecnología, determinan el día a día de los niños. Nuestras costumbres familiares influyen en el desarrollo de los niños y forman parte de su personalidad.

En mi hogar, los domingos son días para compartir en familia, salirse de la rutina, pasear, ir a misa y hacer algún servicio en la comunidad. En la mesa, durante las comidas,  NO se usa el celular; fomentamos la conversación. Los abuelos, se aman, se respetan y se les ayuda con amor.

Como venezolanas al saludar se pide “la bendición” a las personas mayores que tengan algún parentesco. Bendición mamá, bendición papá, tía, abuela, madrina. Los desacuerdos en mi familia se aclaran el mismo día; sin gritos, ni ofensas, con mucho respeto y amor. Como rutinas, antes de dormir, nos damos un beso, la bendición y oramos para agradecer a Dios todo lo bueno y lo malo del día que se da por terminado. Para cerrar, están los mensajes positivos, I love you, gracias por ser parte de mi felicidad, que sueñes con los angelitos…

5. Recuerda que “tu hogar es la mejor escuela y tú eres la mejor maestra”

     El amor de la familia es la inversión que genera los mejores dividendos. Invierte tiempo en educación financiera. Tanto los prescolares como las universidades son costosos. Pero con una buena planificación todo se puede alcanzar.

¿Probablemente sabrás que una guardería puede costar más de $7,000 anualmente y que el costo en las universidades de alto prestigioso como Harvard, Yale, Columbia, la Universidad de Miami, Georgetown, entre otras, supera los $60,000 al año?

    Pero te tengo buenas noticias, existen medios y becas que les permitirán atender a guarderías y universidades GRATIS. 

     Déjame saber en los comentarios sí deseas que te comparta esos privilegios  que muchos desconocen, pero que pueden generar un futuro brillante para tus hijos o algún familiar . Puedes comentar también, sobre tus secretos como madre y tradiciones familiares. 

Con amor y gratitud,

Marielena