Esperando con alegría el Nacimiento del Mesías.
Como mamá venezolana, la noche del 24 de diciembre, víspera de la Navidad, es para nosotros, la mayor festividad familiar. Los aguinaldos, el pesebre, el arbolito, las gaitas, las misas de aguinaldos, la cena navideña, el amigo secreto, las parrandas, la paradura del niño, las decoraciones con ornamentos, luces, ángeles, estrellas, los regalos y los “estrenos” (vestirse con ropa nueva y de gala), son tradiciones decembrinas que hemos conservado de generación, tras generación.
La Nochebuena, es para nosotros, una noche de paz, de amor, de unión y felicidad, donde nos reunimos en familia, inclusive en forma virtual. Porque, indudablemente les digo, que no hay distancia que separe, el amor de un ser querido.
A pesar de que, hace más de quince años, no hemos a vuelto vivir la Navidad en casa de mi abuela, debido a la situación sociopolítica de Venezuela y aunado a que mi familia está dispersa por diferentes ciudades y países, seguimos compartiendo nuestras tradiciones con los niños que están creciendo en USA. Gracias a la tecnología, niños, abuelos, primos, tíos y amigos, permanecemos unidos en la distancia; fotos, videos- llamadas, tarjetas, mensajes de voz y hasta con abrazos virtuales, expresamos nuestro amor y seguimos nuestra tradición, unidos de corazón.
Como madre, siempre le he enseñado a mi hija a valorar y amar nuestras raíces. Para mí, la familia es como un árbol, aunque sus ramas al crecer tomen diferentes direcciones, su raíz, sigue siendo la esencia.
Nosotros, aquí en Florida, seguimos haciendo nuestra “Cena Navideña” donde las deliciosas “hallacas”, el pan de jamón y el pernil, adornan nuestros platos. Comenzamos agradeciendo a Dios, por las abundantes bendiciones y reflexionando acerca de nuestras acciones.
Esa noche memorable, entre besos, abrazos y sonrisas, a las 12 de la noche, se escucha el gran grito de alegría “Feliz Navidad” y “que el Niño Jesús te traiga paz, amor y felicidad”.
Junto al pesebre, para celebrar con la alegría, el nacimiento del Mesías, cantamos aguinaldos y villancicos; pero, para quienes crecimos en Venezuela, el “Niño Lindo”, es como un “himno” que nunca falta en Nochebuena.
Niño Lindo, ante ti me rindo
Niño Lindo, eres tú mi Dios (bis)
Con tus ojos lindos,
Jesús mírame y
sólo con eso,
Y sólo con eso,
Me consolaré.
Niño Lindo….
La vida, bien mío,
Y el alma también,
te ofrezco gustoso,
rendido a tus pies.
Luego de abrir los regalos, que trae “El Niño Jesús/Santa”, se enciende la música y la gran fiesta; bailamos, cantamos y compartimos entre grandes y chicos, hasta el amanecer. Claro, vivimos en Florida y también adoptamos y respetamos las tradiciones multiculturales. Tenemos amigos, colombianos, mejicanos, nicaragüenses, cubanos, hondureños y por supuesto, americanos (que no hablan español, pero disfrutan la reunión). También, nos visitan unos amigos judíos, porque ellos, aunque no celebran navidad, les gusta mucho, el compartir familiar.
Pero ¿de dónde viene la tradición del Pesebre?
El pesebre, simboliza el pueblo de Belén donde nació Jesús; es como fotografiar ese momento y representarlo con imágenes. El “nacimiento” como lo llamamos en Venezuela, lo encontramos en todo el mundo cristiano. Su origen está en Italia y pasó a América a través de España. Las primeras figuritas, de arcilla, llegan a España en los años 1448 proveniente de Nápoles, donde se representaba el nacimiento del niño únicamente en las iglesias. En Venezuela, se hace muy grande, toman gran parte de la casa, y es la figura principal en muchos hogares, incluyendo el mío.
El 25 de diciembre, durante el día, vamos a misa a celebrar el Cumpleaños del Mesías; le presentamos nuestras intenciones y le invitamos a vivir en nuestros corazones.
Ahora, como educadora, les digo, que más allá de la alegría de los niños al recibir los regalos del Niño Jesús y de Santa, la Nochebuena, favorece el desarrollo socioemocional, promueve la resiliencia (aceptar que no siempre se reciben los juguetes deseados), fortalece el espíritu y desarrolla conexiones neurológicas que perduran a lo largo de la vida.
Por eso, te invito a regalar, más que juguetes costosos, “tiempo de calidad en esta navidad”.
¿Y tú, qué recuerdos tienes de tu niñez? ¿Cuál fue el regalo que generó un impacto en tu vida?
¿Recuerdas, las tradiciones de tus abuelos? ¿Qué otras tradiciones siguen en tu familia?
¿Cómo y cuándo descubriste, quién es el verdadero Niño Jesús?
Cuéntanos tu historia, nos encantará, leerla y compartirla.
Deseando que la paz, la salud y el amor reinen en tu hogar junto a la felicidad y agradeciendo a Dios, porque entre sus bendiciones está la creación de Miami Moms Blog, me despido por este año.
Con amor y gratitud,
Marielena.